lunes, 30 de abril de 2012

Joseph Gordon-Levitt en Mysterious Skin (2004)


Esta excelente película de Gregg Araki describe el cruce biográfico de un par de adolescentes en un pueblo perdido en el Kansas de Oz y los Clutter, escenario propicio y ominoso para una historia de abuso sexual, prostitución masculina, homosexualidad y aliens con un estilo característico en plena forma. El siempre memorable Gordon-Levitt lleva a cabo una de sus mejores y más arriesgadas labores interpretativas, bastante tiempo antes de su indie-pero-aún-mainstream-en-comparación estrellato gracias a (500) Days of Summer; la inexistencia de ojiazules manic pixie dream girls a perseguir deja constancia, si era necesario, del particular realismo paranoide de Araki, voz narrativa a reivindicar en el marco del cine de los ‘90s, y, por supuesto, de la versatilidad dramática del también actor de Inception, probablemente el más experimentado y completo de su generación.

sábado, 14 de abril de 2012

Ryan Gosling en Crazy, Stupid, Love.


Cual aquel Tom Cruise de antología que en la coral e inmensa Magnolia interpretaba a Frank T.J. Mackey, agresivo gurú y promotor de la misoginia como filosofía de seducción entre las filas anónimas de sus acólitos, ahora el inolvidable héroe romántico de The Notebook --verdadera oda al amor-- es el pickup artist extraordinaire de una comedia bastante hábil y satisfactoria. Gosling parece haber sido instruido por el mismísimo Ross Jeffries, y su trabajo luce (casi) tan sólido como sus abdominales, con encanto, sentido del humor y sensibilidad inescapables. Irónicamente, el amante de las mujeres que personifica aquí --en notable corolario de un fantástico 2011 para el actor-- no es muy distinto del apasionado Noah que (en el film) se acostaba con su vecina para así consolar su solitaria espera de su alma gemela: su conversión a la monogamia es el lógico y comprensible camino final a elegir después de intentar ligarse a la adorablemente pecosa Emma Stone, quien no se cansa de difundir The Scarlet Letter --leamos a Hawthorne, pues.